Nevó otra vez. Al otro día paró.
A la semana empezó el calor, el deshielo. Bajaba por los canales y el río el
agua dulce, verdaderamente dulce (pero dulce como el agua). La gente igual
seguía acurrucándose. Cruzaban los brazos cuando salían a fumar al patio. Pero
ya el frío había pasado.
Empezaron las lluvias. Año de
lluvias. Raro. Los perros no estaban acostumbrados, aullaban lastimosamente. La
mejor definición de lastimoso es esa:
un perro mojado que tiembla y gime sin poder acurrucarse, porque hay charcos en
todas partes, la tierra es chocolatosa y chirle.
Y sin embargo, se atrasó el verano. Ese año solo,
este año, fue de clima templado. Demasiado monótono como para ser agradable. Agradable es cuando de pronto, habiendo
salido ya de la zona urbana y entrando al camino rural aparecen de a trechos
zonas de un aire que es frío. Se lo siente bien cuando uno va en bicicleta, o
en la parte de atrás de un camión, o en un tractor. Se siente frescura y se
siente como los perros cuando con mirada reflexiva huelen la brisa que les
llega. Olor de brotes, de tierra más o menos húmeda.
Sí, humedad. Ese verano fue
lluvioso, más que húmedo. La ropa no se secaba en el tendal, había que colgarla
adentro frente a la estufa. Por suerte en el verano se usa menos ropa, se anda
descalzo y se toman de los árboles las frutas novísimas. Verano de la piel
resbalosa y hasta pegajosa cuando refresca a la noche y uno no se baña después
de hacer el amor. Uno no se baña después de hacer el amor. El sudor se seca
sobre la piel y un poco los dedos se pegan. El pelo, si es largo, molesta mucho.Cualquier
trenza o colita se desata.
Recuerdo de mujeres molestas con
su pelo que se les cae sobre la espalda, se les pega al cuello y las
desconcentra.
¿Por qué esas mujeres no tenían
un chuflín, una colita para atarse el pelo? De cualquier manera se les soltaba.
Verano sumado a garche, sumado a pelo largo, da igual pelo suelto. En invierno,
frazadas. Ganas de que la cama sea una pequeña carpa. Se disfruta el cuerpo
calentito. ¿El pelo? ¿No importa? No hay recuerdo así. Invierno + garche = frazadas
y la piel caliente que alumbra.
Ingeniero Huergo, Julio
de MMXIV